jueves, 17 de mayo de 2018

"Che bello, sareste il 1° Milan Club in Spagna"



"Che bello, sareste il 1° Milan Club in Spagna" 

"Desde el tiempo de mi niñez, no he sido como otros eran..." Este verso corresponde al poema "Solo" de Poe. Así somos (eramos) los Milanistas en España. En el feudo del Barcelona de Dinho, del Madrid de los galácticos, del Atlético de "El Niño". Y nosotros, "esos", los raros. Los de Maldini, los de "La vendetta é compiuta" contra el Liverpool. Los "diavolos" de la península ibérica. 

-Y tú ¿de qué equipo eres?
-Yo soy del Milan. 
- ¿Qué dices? Pero, ¿entre el Barcelona y El Madrid? 
-El Milan - Contestaba, con el pecho de mármol y el corazón embravecido. 

Hace justamente un año, nosotros desde España, sacudimos las redes sociales con #BelottiMilan. Un hashtag que nació aquí, consiguió millones de interacciones y fue a ocupar una página entera de la prestigiosa Gazzetta dello sport. Éxito absoluto. A partir de este momento surgió un rumor al unísono entre nosotros: ¿y si...?

-¿Y si nos reunimos para ver un partido del Milan?- Sugeríamos en nuestro grupo de WhatsApp- Hecho. 
- ¿Conoces a algún Milanista más? Invítalo - Conseguido. 
Pero todo esto se nos empezó a quedar pequeño, empezó a sabernos a poco. 

Viendo los partidos de nuestro club, reiteradamente, podíamos ver pequeños grupos en las gradas, con pancartas y banderas, anunciándose como "Milan Club Albania" o "Milan Club Serbia" y demás. ¿Por qué ellos y nosotros no? Con el antecedente del boom mediático de la campaña proBelotti, y mucho Milanismo en vena, la pregunta "¿Y si...?" Fue completada: ¿Y si creamos una peña oficial del Milan? 

Al principio parecía una utopía a la que le dimos poca importancia, pero ese proyecto quedó latente en nosotros... Hasta ahora. 

El trabajo es el puente que separa un sueño de su consecución. Nos decidimos y contactamos al club. Recibimos una respuesta casi inmediata. Un correo titulado "Che bello! Sareste il 1° Milan Club in Spagna". En él nos indicaron todos los requisitos para oficializar la peña y todos los beneficios por tenerla. 

Ahora hablemos de números. Milan Club Spagna necesita un mínimo de 30 integrantes para fundarse. Además, es preciso abonar, cada integrante una cuota anual que no superaría los 6 euros AL AÑO. Esta será más económica mientras más miembros seamos. ¿Ventajas? Establecer una especie de censo entre nosotros de Milanistas en España. Tenerlos localizados para poder reunirnos, sin importar la latitud en la que te encuentres del territorio español. Poder agruparnos como peña varias veces al año, ver partidos juntos y hasta poder ir a San Siro o a algún posible partido del Milan en España por competiciones europeas. Por otro lado, el club nos envía una serie de artículos oficiales a repartir entre los integrantes. Incluso, como ya ha pasado con otros a Milan Club, podríamos recibir la visita de representantes del club y, con fortuna, hasta algún jugador. 

Somos conscientes de que habiendo dinero de por medio, no es fácil decidirse aunque la cuota sea pequeña, pero estamos ante una oportunidad única. 

Nosotros trabajaremos codo con codo para llevar a buen puerto este sueño, que es tuyo tanto como mío. Solo quiero pedirte que te lo pienses, ¿Consideras justo que habiendo tantos rossoneros en España, el Milan no tenga ninguna peña aquí? ¿No vas a hacer nada al respecto? 

Aquí os dejaremos el email de la peña, para que todo aquel que esté interesado nos envíe sus dudas, sugerencias o lo que sea. De igual forma, estaremos disponibles tanto por @AcMilanSpagna como por @acmilangoleador. Si conseguimos el mínimo de integrantes, abriremos una cuenta bancaria aparte para ser lo más transparentes posible. Asimismo, llegado el momento, documentaremos el pago de la inscripción. 

Sin nada más que añadir, me despido. 

Ven, te esperamos.  Por ti, por mi, el Milan.

Contacto: @ACMilanGoleador 
@AcMilanSpagna 

milanclubspagna@gmail.com

Aporte realizado por Enzo ramirez

martes, 15 de mayo de 2018

Reflexiones tras la debacle de Roma



Permitirme empezar con un refrán: “Roma no se construyó en un día” ni tampoco desaparecerá en un día. Valga la redundancia ese refrán lo podríamos aplicar a la noche de nuestro equipo en Roma.

Un equipo no se construye en solamente una ventana de fichajes por mucho dinero que se invierta, compárenlo con el “PSG” que después de invertir fuerte cada verano desde hace 5 años no ha logrado pasar de cuartos en la champions su único objetivo. Es más, este verano se reforzaron con dos de los jugadores más Tops a nivel mundial como son Neymar y Mbappé para no poder pasar de octavos en la champions. El mismo ejemplo nos serviría para el Manchester City que después de invertir muchísimo estos últimos años, solo este año se han visto los provechos levantando la Premier League.

Centrémonos en nuestro equipo, después de invertir este verano más de 200 millones en fichajes aunque tal y como está el mercado no es suficiente para dar el salto de calidad que tanto necesitamos, nos pensábamos que podríamos llegar a competir por entrar en la UCL, llegar lejos en la EL y poder soñar con ganar la Coppa. Pero el tiempo nos ha llevado a una cruda realidad, no estábamos para esto. Tenemos un once digno pero nada de banquillo y los jugadores llevan muchos minutos en sus piernas y eso se nota, no llegamos bien físicamente al tramo decisivo de la temporada.

Desde el punto de vista de un servidor, el mal funcionamiento llega desde la planificación de la temporada, confiando en Montella cuando desde las primeras jornadas se veía que no era el hombre para llevar adelante este proyecto, los fichajes inentendibles como el de Kalinic, Antonio Donnarumma y Borini aunque permitirme defender a este último y aplaudirlo por la garra y compromiso que ha tenido al largo de la temporada.

Dejando de lado el tema de la planificación y el recorrido al largo de esta temporada de nuestro equipo volveré al refrán; Roma no se construyó en un día y nosotros no vamos a ganar la champions ni el Scudetto en una temporada. Hay que reflexionar con lo que se ha fallado este año e intentar que no nos ocurra la próxima temporada. Reforzar las posiciones adecuadas, vender a los jugadores que no estén a la altura de este escudo y plantearse seriamente si Gattuso es el hombre indicado para sacar el proyecto adelante como primer entrenador. Es momento de reflexionar pero nunca de dejar de animar a nuestro equipo que aún le quedan muchas alegrías que dar. Forza Milan!

David Fernández Maigi

lunes, 14 de mayo de 2018

Gigio, quizá es hora de irte



Hace un calor insufrible. El balón descansa sobre el punto de penalti, ignorante de lo que está a punto de suceder. Los flashes se suceden vertiginosos. Paulo enfoca el centro del esférico mientras es oteado, desde las alturas, por un colosal pero adolescente portero. Dybala empieza su carrerilla con un fugaz skipping. Apoya su pie derecho e impacta elegantemente la bola. Esta se reincorpora de su sueño y dibuja una parábola casi imperturbable. Ese "casi" debería empezar con la "G" de Gigio. No sabemos cómo pero Donnarumma voló a su izquierda y sacó una mano incomprensible. Su primer día en el Olimpo.

Tras esa aleluyada acción, Gigio nos ha obsequiado toda una serie de exhibiciones impropias para un deportista de su edad. Sin embargo, como todo en esta vida, nuestra historia de amor con él ha tenido un sabor agridulce.

Recuerdo cuando lo vi por primera vez. Un niño de 16 años ante todo un Real Madrid. Le tocó enfrentar una tanda de penaltis contra el conjunto merengue ¡Mamma mía! Una criaturilla midiéndose al club blanco. En todos los lanzamientos, optó por tirarse a su izquierda hasta que malogró la tentativa de Kroos. La tanda se alargó hasta que el propio Gigio falló su "rigore" ante Casilla. Quizá esta sea una metáfora de su corta carrera en el club lombardo: Del extásis al tropiezo.

Meses después, el General Sinisa, lo alineó en sus tropas ante el incómodo Sassuolo. A partir de ahí, el niño empezó a convertirse en señor. Sus intervenciones no dejaron indiferente a las billeteras de la élite europea, pero Gigione una y otra vez se besaba el escudo como si fuesen los labios de un amor coetáneo. Sin que nadie se lo pidiese, declaró su amor por el Milan y nos enamoró a todos, al unísono. Muchos sabíamos que tantas paradas antológicas, harían enronquecer la codicia del de siempre, Raiola. Y así fue.

Verano de 2017 y, un claramente coaccionado Donnarumma, deja su futuro en el aire. Suenan las alarmas. No entendemos nada... No queríamos entender nada. Tras varios rifirrafes con los tifosi, Mino consigue su objetivo: Un salario holgado más la contratación del bueno de Antonio. Esto sentó mal a un milanismo que creía más en cuentos de amor y lealtad, antes que en la hegemonía del poderoso señor euro.
Bien, Donna, ahora ganas 6 millones, justifícalos. Y no, no ha podido hacerlo. Sus piernas no pueden rebotar con el mismo ímpetu de otrora, cuando era un canterano y no tenía a un avaricioso agente menoscabando su milanismo.

El karma tarda pero no es misericordioso. Donnarumma trunca la remontada del Milan ante los Gunners- Bueno, ya nos había sacudido el árbitro y su imaginación- con una cantada. Vale, Gigione, no pasa nada. Eres joven y son cosas que pasan.

Final de la Coppa. El equipo aún se está reincorporando tras el directo que conectó Benatia. Douglas, con un remate amateur, supera a Donnarumma. Para más inri, unos minutos después, vuelve a ser generoso esta vez ante Benatia. "Gigio...". Las críticas oportunistas vuelven a florecer. Señalan a la cuenta bancaria del portero, señalan a Antonio, señalan al pizzero. Yo mismo, con el dolor de la derrota ante la Juve quemándome las entrañas; aupé a Donnarumma y animé al resto a hacerlo. Pero hay ciertos umbrales que una vez pasados, no tienen posibilidad de retorno. Hay heridas pequeñas que se vuelven llagas intratables.

Una vez despachada la E.L y la Coppa, no nos quedaba otra que centrarnos en conseguir el billete directo para la "champions naranja", sin escalas en algún país del este para disputar una triste previa. En un partido insípido y desquiciante; teníamos todo para ganar gracias a que Frankie interpretó la ley del ex. Minuto 92 y Donnarumma se merendó un vulnerable testarazo de Masiello. Nos vamos con un punto de Bérgamo que sabe a vinagre.

Concluye la cita y Gigio, tan inoportuno como un puberto, se dirige hasta la Curva Sud para ofrecerles su camiseta. Volvió con ella, cabizbajo y maldiciendo mientras se dirigía al vestuario.

No Gigio, no era el momento. No Gigio, fue precipitado. No Gigio, tu camiseta estaba demasiado fría donde se supone que debería estar tu corazón. No Gigio, así no.

Desearle mal a un deportista es tan ridículo como deleznable, pero es lícito- y en este caso hasta ético - pedirle educadamente que se vaya. El lazo se ha roto, cada vez estamos más distantes con él. Somos antípodas y el hielo crece, incontenible, entre afición y portero, entre madre e hijo.

Gigio, no voy a mentirte. Te quiero, tanto como a Cutrone, a Locatelli, a Hakan o a cualquiera que se deje la vida jugando con la rossonera. Y por este mismo cariño y respeto que te tengo, te pido que cojas tus 6 millones, que cojas a tu noble hermano y te vayas. Basta de tensión en la portería. Basta de que Tuttosport se lucre con tu nombre y tus posibles destinos. Basta de soportar y mantener la diplomacia con tu agente. Basta de fingir una reciprocidad con nosotros que parece que no sientes. Basta de opacar el protagonismo del Milan con tu condición de Rockstar de la portería.
Coge tus cosas, hijo. Gracias por todo, dame un abrazo, y... Ya sabes donde está la puerta.


jueves, 10 de mayo de 2018

Ser del Milan es vivir de pie.

Mi introducción esta vez será un poco atípica. En primer lugar, quiero pediros perdón. Si, mea culpa. Tras los cuatro goles que nos endosó el recurrente subcampeón de Europa, iba a titular este artículo como "Milan 0-4 Juve: Manual para levantarte mañana". NO, y mil ochocientas noventa y nueve veces NO. Mi Milan, el de las 7 champions, el de los sobresalientes tulipanes, el de Paolo y el de Franco; ese mismo Milan (y sus fieles), vive de pie. Si, erguido, apretando los dientes y con el corazón y el hambre y la gloria entre las manos.

Yo me siento representado por estos jugadores. Yo soy Donnarumma, un fenómeno de la portería que hace paradas ridículamente espectaculares. Yo soy Bonucci, el león que renunció a la sabana de Turín, porque estaba más hambriento que nunca. Yo soy Cutrone, el canterano que desplazó a los fichajes, valiéndose de sacrificio y talento. Yo soy Rino, el hijo pródigo que volvió a casa heredando un vestuario deprimido y lo llevó a una final. Yo soy la Curva Sud, que se deshilacha la garganta cantando por el Milan, aunque esté perdiendo 4-0, como hoy.


Tú. Yo. Nosotros. Todos somos el Milan y, estimado lector, nacimos para vivir de pie. Este artículo nació como un manual y concluirá con un "final abierto" que tú mismo confeccionarás respondiendo a mi pregunta: Y tú, ¿Serás del Milan, pase lo que pase, "fino alla morte"?


Enzo Ramirez